Carlos
Chaveta, cuando venía de vacaciones a Hortigüelos, no tenía amigos ; los de su
edad no lo juntaban. Casi todos iban con
D. Manolo, el cura, de acá para allá y él andaba en solitario con su balón bajo
el brazo, alejado del grupo. D. Manolo les decía a “los suyos” que una manzana
podrida podía echar a perder la cesta y el Chaveta que era muy suyo, ni quería ser manzana
podrida ni pudrir nada.
D. Manolo llamaba manzanas podridas a todos
los que no hacían lo que a él le gustaba y en Hortigüelos a todos los muchachos
estudiantes, menos al Chaveta, se los llevaban al seminario de Burgoseco o a
los frailes de otros lugares a ver si aumentaban la cantera de vocaciones; tal como le gustaba a D. Manolo; así que
entre eso y que El Chaveta era hijo de
madre soltera y esto para D. Manolo era muy de manzana podrida, anduvo, el pobre, como
alma en pena, desde que se fue al Instituto de Burgoseco hasta que tuvo quince
o dieciseis años y ya lo juntaban las muchachas de su edad . Mientras tanto,
los que íbamos con D. Manolo, jugábamos al balón en la era, íbamos de caza con
él o a lagartos, hacíamos excursiones al campo o veíamos Bonanza en la casa
parroquial.
El Chaveta,
como era más grande que nosotros, nos podía a todos y además era muy suyo, no siempre hacía lo
que los demás y por eso no le gustaba ser cura ni fraile. Tampoco quería ser
militar ni policía porque le daban miedo las guerras y las armas y no es que fuera
cobarde, ¡que va!, la prueba es que quería ser torero y siempre que había toros por los pueblos, él se
tiraba a la plaza como los mozos valientes, soñaba con los aplausos y vítores
triunfales de los palenques y por eso, si lo cogía un toro se haría tan famoso
como Manolete, pero si lo mataban de un
tiro o de un bombazo no sería lo mismo. Además le gustaban los trajes de torero
y los capotes de colores tan bonitos.
Claro que también le gustaba el uniforme de los seminaristas cuando
venían con la sotana, el bonete de picos y la banda azul que ellos llamaban
beca y todas las mujeres les decían: ¡que guapooo! Pero, aunque le gustara el
uniforme, si era cura no podía tener novia y él quería tener una para decirle cosas al oído y así.
Además había
visto que los seminaristas, en la iglesia, cuando iban a misa o al rosario, se
ponían en la primera fila con una cara muy seria y casi sin pestañear y Alfredo
, que sabía mucho, decía que es que ponían cara piadosa porque tenían vocación,
pero El Chaveta no estaba seguro de si era cara piadosa o triste; Quico decía
que estaban tristes porque para ser curas tenían que ser castos y puros y que eso les
quitaba la alegría.
Los padres de
Hortigüelos decían que había que estudiar para labrarse un porvenir porque en
Hortigüelos no había más que el arado y las ovejas.
Total que
cuando llegó el momento, El Chaveta, como era grande, sabía mucho y no quería
ser cura ni fraile, ni guardia, ni militar, ni policía se fue a examinar a la
capital, como le dijo D. Paco, el Maestro,
y sacó una beca para irse a estudiar el grado de bachiller al Instituto
de Burgoseco y allí se le fue olvidando
lo de ser torero y empezó él a labrarse un porvenir, porque, como le decía su
madre: - Tú, hijo tienes, por lo menos, que hacerte Maestro . Tanto decírselo y de tanto oírlo, para El
Chaveta no existían otras carreras, así que llegó a Maestro y no es lo mismo
llegar a Maestro que quedarse en Maestro porque a su madre y a él les costó
mucho esfuerzo; más que el estudiar,
que al Chaveta le costaba poco, el no llevar un jornal a casa y por eso
era la madre la que andaba siempre a jeras cogiendo aceituna, atando haces,
lavándole la ropa a la familia del médico, o cualquier otro jornal que le
saliera.
Así que al Chaveta, cuando llegó a Maestro y ya
se había labrado un porvenir y estaba tan contento y satisfecho, le llamábamos
Carlos y en Hontanares de Abajo que era donde daba escuela, lo llamaban
D.Carlos y allí se echó una novia muy guapa que era panadera, a la que abrazaba por la espalda para decirle cosas al
oído.
Cuando
Carlos llegó a Maestro, también varios de su edad que se salieron del seminario
y de los frailes, porque ya no tenían vocación,
hicieron carrera de Maestros, de
profesores o de otras cosas así, de
estudios….. Y también se labraron un porvenir.
Carlos se casó
con Manoli, la panadera y cuando se estaba muriendo Franco se hizo de izquierdas porque decía que con la
vida de pobre que él había llevado siempre,
no podía ser de otra cosa, también decía
que los de izquierdas eran su gente. Así que cuando Franco se murió y vino la Democracia,
Carlos fue concejal de Hontanares porque decía que de alcalde no le daría
tiempo a atender bien la escuela.
El otro día me
encontré con Carlos y contándome cosas de su vida me decía que no sabe cómo ha
podido salir medio normal con la infancia y juventud que llevó en Hortigüelos,
donde somos muy dados a colgar etiquetas
a la gente y a dar por supuesto que han
de responder a ellas de por vida, también dice que a veces piensa que sus
rarezas y manías de ahora, le vienen de entonces. Y yo le digo que a saber….
Agustín Hernández Hdez.
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