miércoles, 23 de diciembre de 2015

Carlos, El Chaveta


Carlos Chaveta, cuando venía de vacaciones a Hortigüelos, no tenía amigos ; los de su edad no lo juntaban. Casi todos  iban con D. Manolo, el cura, de acá para allá y él andaba en solitario con su balón bajo el brazo, alejado del grupo. D. Manolo les decía a “los suyos” que una manzana podrida podía echar a perder la cesta y el Chaveta  que era muy suyo, ni quería ser manzana podrida ni pudrir nada.

 D. Manolo llamaba manzanas podridas a todos los que no hacían lo que a él le gustaba y en Hortigüelos a todos los muchachos estudiantes, menos al Chaveta, se los llevaban al seminario de Burgoseco o a los frailes de otros lugares a ver si aumentaban la cantera de vocaciones;  tal como le gustaba a D. Manolo; así que entre eso y que El Chaveta  era hijo de madre soltera y esto para D. Manolo era  muy de manzana podrida, anduvo, el pobre, como alma en pena, desde que se fue al Instituto de Burgoseco hasta que tuvo quince o dieciseis años y ya lo juntaban las muchachas de su edad . Mientras tanto, los que íbamos con D. Manolo, jugábamos al balón en la era, íbamos de caza con él o a lagartos, hacíamos excursiones al campo o veíamos Bonanza en la casa parroquial.

El Chaveta, como era más grande que nosotros, nos podía a todos  y además era muy suyo, no siempre hacía lo que los demás y por eso no le gustaba ser cura ni fraile. Tampoco quería ser militar ni policía porque le daban miedo  las guerras y las armas y no es que fuera cobarde, ¡que va!, la prueba es que quería ser torero y  siempre que había toros por los pueblos, él se tiraba a la plaza como los mozos valientes, soñaba con los aplausos y vítores triunfales de los palenques y por eso, si lo cogía un toro se haría tan famoso como  Manolete, pero si lo mataban de un tiro o de un bombazo no sería lo mismo. Además le gustaban los trajes de torero y los capotes de colores tan bonitos.  Claro que también le gustaba el uniforme de los seminaristas cuando venían con la sotana, el bonete de picos y la banda azul que ellos llamaban beca y todas las mujeres les decían: ¡que guapooo! Pero, aunque le gustara el uniforme, si era cura no podía tener novia y él quería tener una  para decirle cosas al oído y así.  
Además había visto que los seminaristas, en la iglesia, cuando iban a misa o al rosario, se ponían en la primera fila con una cara muy seria y casi sin pestañear y Alfredo , que sabía mucho, decía que es que ponían cara piadosa porque tenían vocación, pero El Chaveta no estaba seguro de si era cara piadosa o triste; Quico decía que estaban tristes porque para ser curas  tenían que ser castos y puros y que eso les quitaba la alegría. 

Los padres de Hortigüelos decían que había que estudiar para labrarse un porvenir porque en Hortigüelos no había más que el arado y las ovejas.

Total que cuando llegó el momento, El Chaveta, como era grande, sabía mucho y no quería ser cura ni fraile, ni guardia, ni militar, ni policía se fue a examinar a la capital, como le dijo D. Paco, el Maestro,  y sacó una beca para irse a estudiar el grado de bachiller al Instituto de Burgoseco  y allí se le fue olvidando lo de ser torero y empezó él a labrarse un porvenir, porque, como le decía su madre: - Tú, hijo tienes, por lo menos, que hacerte Maestro .  Tanto decírselo y de tanto oírlo, para El Chaveta no existían otras carreras, así que llegó a Maestro y no es lo mismo llegar a Maestro que quedarse en Maestro porque a su madre y a él les costó mucho  esfuerzo; más que  el estudiar,  que al Chaveta le costaba poco, el no llevar un jornal a casa y por eso era la madre la que andaba siempre a jeras cogiendo aceituna, atando haces, lavándole la ropa a la familia del médico, o cualquier otro jornal que le saliera.

Así que al Chaveta, cuando llegó a Maestro y ya se había labrado un porvenir y estaba tan contento y satisfecho, le llamábamos Carlos y en Hontanares de Abajo que era donde daba escuela, lo llamaban D.Carlos y allí se echó una novia muy guapa  que era panadera, a la que  abrazaba por la espalda para decirle cosas al oído.  
                
          Cuando Carlos llegó a Maestro, también varios de su edad que se salieron del seminario y de los frailes, porque ya no tenían vocación,  hicieron  carrera de Maestros, de profesores o de  otras cosas así, de estudios….. Y también se labraron un porvenir.
Carlos se casó con Manoli, la panadera y cuando se estaba muriendo Franco se  hizo de izquierdas porque decía que con la vida de pobre que él había llevado  siempre, no podía ser  de otra cosa, también decía que los de izquierdas eran su gente. Así que  cuando Franco se murió y vino la Democracia, Carlos fue concejal de Hontanares porque decía que de alcalde no le daría tiempo a atender bien la escuela.

El otro día me encontré con Carlos y contándome cosas de su vida me decía que no sabe cómo ha podido salir medio normal con la infancia y juventud que llevó en Hortigüelos, donde somos muy dados a  colgar etiquetas a la gente y a  dar por supuesto que han de responder a ellas de por vida, también dice que a veces piensa que sus rarezas  y manías de ahora,  le vienen de entonces.  Y yo le digo que a saber….
                                                                                        
                                                                                                      
                                                                                       Agustín Hernández Hdez.
                                                                                              

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