Cuando venía
el coche de línea, en las tardes, a finales de Julio, los muchachos dejábamos
el juego en la era y corríamos detrás de él, nerviosos, gritando: ¡que viene!, ¡que
viene…! Para ver qué veraneantes venían.
El día que llegaba Marita la mirábamos con los ojos abiertos como
platos porque Marita era diferente, se le notaba mucho que era de capital,
primero porque tenía la piel muy blanca y
traía unos vestidos que no se
parecían nada a los de las muchachas de Hortigüelos, segundo porque a su padre
lo llamaba papá y no padre , como nosotros , y tercero porque se llamaba Marita
y no Paquita, Mª Carmen, Remedios o Paulina, como las de Hortigüelos. Marita siempre decía que ella iba al colegio
de las Madres de la Transustanciación que nosotros no sabíamos lo que era Transustanciación y tardamos mucho
tiempo en aprender a decirlo. Con ese nombre tenía que ser un colegio muy
importante y muy bueno y no como la
escuela nuestra, que solo se llamaba escuela.
Y, además, el
padre de Marita era Guardia que es más que labrador o pastor como los nuestros
y, si no, a ver porque llevaba pistola y un uniforme tan bonito.
A nosotros nos
gustaba mucho ver la maleta de rayas que traían amarrada con una cuerda entre
las amarillas cestas de mimbre de los del pueblo y también mirábamos mucho el bolso que traía su madre. A todos nos hubiera gustado saber lo que traía
en aquel bolso. Alfredo decía que seguro que galletas y, a lo mejor, hasta
algún caramelo, porque Carlos Chaveta nos había dicho que él, una vez, por la
mañana, que lo mando su madre a llevarle la leche, había visto que Marita
almorzaba leche con galletas y no leche migá y tocino frito. Nosotros siempre
nos creíamos lo que decía El Chaveta porque era más grande y nos podía a todos.
Marita jugaba
en los veranos a la sombra del atrio con la hija de D.Paco, el Maestro y con
Purita, la del Secretario. Luego Marita creció y, cuando ya todos éramos más
grandes, nos decíamos unos a otros que Marita estaba muy buena pero nos daba
vergüenza decirle a ella que nos gustaba o que estábamos enamorados por si nos
decía que no o se enfadaba.
Así hasta que
paso tiempo y El Chaveta nos dijo que tenía un novio y que Marita decía que era militar desde que
se fue a la mili unos años antes y fue militar mucho tiempo hasta que un día,
cuando llevaban años casados, Marita
empezó a decir que su marido era Teniente.
Todo eso era
de jóvenes pero ahora Marita ha cumplido 81 años y la gente de fuera la llama María Antonia que es como figura en
los papeles. Vive en Hortigüelos desde que murió Alberto, su marido, hace treinta años. Es muy
buena persona y ayuda a toda la gente con cariño y buen talante. Se ocupa de las
cosas de la iglesia y también ayuda a D.
Ramiro, el cura, que viene dos veces por semana desde Valdetoro y dice la misa
en varios pueblos porque, según la Remi,
hay falta de vocaciones y debe de ser verdad porque la mayoría de los
curas ya son viejos.
La Remi es muy
amiga de Marita y dice que la conoce como si fuera su madre y que Marita sabe
mucho y que es muy lista y por eso le
gusta llamar al pan, pan y al vino, vino.
Por ejemplo, cuando viene su sobrino Raul, el de
Burgos, que debe de tener 34 o 35 años y es un tío alegre y campechano, dice
que es informático, pero a Marita le gusta aclarar que es Ingeniero Informático
Superior, porque los hay que son sólo técnicos o arreglan ordenadores y también
dicen que son informáticos. O cuando alguien antes decía que había terminado el
bachillerato, ella siempre preguntaba si el elemental o el superior, porque
claro, no era lo mismo y, como muy bien dice la Remi, Marita es muy culta y le
gusta llamar a todas las cosas por su nombre. Cuando en Nochebuena le dice
alguien que ha bebido champán, ella siempre pregunta si era champán champán o
cava porque claro, no es lo mismo, si le dicen cava ella sigue preguntando si
era brut, seco o no, porque claro, no es lo mismo….Cuando alguien habla de vino,
ella siempre pregunta si crianza o reserva , porque claro,….
A
ella no la engañan así como así porque entiende de todo, conoce muy bien a toda
la gente y sabe cómo es cada uno, así que cuando le contamos algo que hemos
hecho, ella, aunque no le pidamos su opinión, siempre nos dice si hemos hecho
bien o mal, unas veces con palabras y otras con el gesto.
Y es que Marita es muy buena y muy lista y
cuenta las cosas muy bien y con mucho detalle, igualito que ocurren, con las
cosas que dicen uno y otro, tal cual la imita la Remi: -“entonces yo le dije:-
pues claro bla, bla, bla, ….. “y ella me contestó: -“Ah síii,bla, bla bla
bla…..” y hasta cambia la voz, según hable uno u otro, para que sea más
igualito.
Marita vive en la casa que era de sus padres y
tiene calefacción, aunque se arregla con un brasero eléctrico y sólo la
enciende cuando viene algún sobrino o cuando es Navidad y así . Le hubiera
gustado irse , ahora de mayor, a una residencia de gente bien, pero no le
alcanza la pensión para pagarla, de manera que se ha quedado en Hortigüelos
porque es de buen conformar y dice que con el tiempo , ya veremos…porque la
vida da muchas vueltas…..y Dios sabe…
Yo a Marita la quiero mucho pero nunca se lo he dicho. Eso sí, le llevo
siempre cosas de mi huerto o del melonar y de la viña cuando es el tiempo…
Agustín
Hernández Hdez.
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